En el juego vacilante del azar, no prescindí de ti, y bajo la indiferencia de nuestro tedio, nos dejamos llevar... de lejos observé tu cabello terso y desmelenado, de repente al mirar tus ojos te tendiste sobre mi con el abrazo que sello la distancia entre nuestra vida pasada y presente...
Nos tomamos de la mano, desnudamos nuestras almas, concebimos nuestras noches y con un beso emprendimos el suscitar del amor, de este amor...
Como lo mágico del destino o lo incierto de la casualidad, nuestro deseo se aviva sin confín... nuestra magia alardea con total fullería... nuestra imaginación no se deja amojonar... y nuestro amor esta en vilo del desasosiego, para sellar nuestros espíritus en un sueño eterno donde no despertemos jamas.
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